Tuve pocos y escogidos ídolos. Los de la niñez se recuerdan especialmente, los caballeros del Rey Arturo, Tintín y Johan Cruyff fueron los míos. Con los años ya casi solo he añadido ídolos literarios. Pero hoy quiero recordar al holandés volador, al "flaco", al futbolista más elegante que yo recuerdo, para hacer justicia a la memoria. Solo él va emparejado a mi descubrimiento admirado de la simbología del fútbol, cuando tenía nueva años, en pleno estreno de la transición política española. Mi padre me llevaba de la mano al Camp Nou, descubrí la intensidad del verde cuando la televisión aún era en blanco y negro y entendí que también de la mano de Johan, las cosas empezaban a cambiar. Ese primer verano del 74 vi por televisión la primera final de un mundial perdida por la naranja mecánica que él lideraba. Vencieron los alemanes, pero venció también la idea del fútbol total que ya no ha dejado de inspirar a este deporte. Y venció el recuerdo de una primera jugada, nada más empezar el partido, protagonizada por Johan hasta ser víctima de un penalti, después de más de veinte pases de la naranja mecánica y durante casi dos minutos. Ahí va una foto de ese mundial, enfrentándose a Uruguay.
En el F.C Barcelona marcó otra época como jugador primero y como entrenador después y a su filosofía del juego le debemos en gran parte lo que hoy es el club. Los niños lo imitábamos, soñábamos con esa forma tan personal de correr, de cambiar el ritmo y de dirigir al equipo nunca vista hasta entonces. Con el Ajax y la selección holandesa hizo goles extraordinarios pero ha pasado al recuerdo aquél que hacía justicia a su apodo de volador, con el Barça, frente al Atlético de Madrid. Ese día mi padre no me llevó al Camp Nou, cualquier cosa le podría perdonar aunque ese día la rabieta debió durarme todo el día.
Nadie como Johan inspiró la idea del juego, del placer a costa del resultadismo, del arte de un deporte injustamente denostado al que más tarde, feliz coincidencia, uno fue descubriendo también de la mano de la literatura. Hizo sencillo lo difícil, acuñó frases para el recuerdo cuya aparente simplicidad escondían la verdad. Cosas como que si tú tienes el balón, el contrario no lo tiene, y empezaron a contabilizarse las posesiones, o cosas como que bastaba con hacer un gol más que el contrario aunque el resultado fuera de 5 a 4, como en los partidos del patio del colegio. Inventó los rondos que ya hoy, no hay equipo por humilde que sea que no practique en sus entrenamientos para aprender a controlar el balón. Ha pasado al recuerdo también aquello que les dijo a los integrantes de nuestro Dream Team azulgrana, antes de salir a conquistar nuestra primera Copa de Europa, rebautizada entonces como la Champions. Salid y disfrutad. La libertad, unida al genio era la mejor fórmula para la gloria.
Hoy ha fallecido mi ídolo Johan Cruyff, para mí, el fútbol lleva su nombre, y mi infancia, su recuerdo de sueños balompédicos. Cualquier cosa que pueda añadir son minutos de descuento, una prórroga innecesaria porque el partido ya está ganado. Gracias "flaco", organiza el juego desde el cielo, descansa en paz.