La sensibilidad es la forma más aguda de la inteligencia.
Lo dijo otro Jorge, el ciego más lúcido de la literatura, que también decía que las cosas que escribía le pasaban al otro Borges, otro distinto al que se mostraba en público. Jorge Gamero nunca le llegará a la suela de los zapatos, obviamente, ya está escrito. Pero sin embargo, se enorgullece de compartir con él esa esquizofrenia tan incómoda para los políticos, obligados siempre a ser correctos, esa esquizofrenia tan difícil y tan simple.
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