Quique, tú estabas, como no, en el escaparete. Yo, no. Pero le hice un trato a la librera: yo compraba éste único ejemplar de tu Aire de Dylan y ella colocaba mi libro en lugar del tuyo.
Te jodes maestro, tú que puedes. Al fin y al cabo yo voy a leerte a ti, tú a mi, no.
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