El túnel
Ernesto Sabato
Barcelona, 1ª edición de junio de 2018
Colección Biblioteca Breve. Seix Barral
Editorial Planeta S.A.
ISBN: 978-84-322-3388-3
El túnel es una de esas novelas que leí hace demasiado tiempo,
me pilló demasiado joven y poco atento. Esta edición especial de Seix Barral
para conmemorar el septuagésimo aniversario (1948-2018) de su primera edición
en Argentina, me ha servido en bandeja una excusa para la relectura. Además,
esta edición conmemorativa se cierra con unas reflexiones del propio Ernesto
Sabato y el expediente de la censura española puesto que aquí no se publicó
hasta pasados veinte años de su aparición inicial.
Esta obra magistral
sobre el amor anulador y su esquizofrenia abre el fuego con una primera línea
de esas demoledoras y arriesgadas. Un inicio que es la confesión del
protagonista y que obliga al autor a fiárselo ya todo al desarrollo
milimétrico, casi obsesivo de la sicología del personaje: Bastará decir que soy Juan Pablo Castel, el pintor que mató a María
Iribarne;...
A partir de ahí la
novela corta de unas 150 páginas relata los efectos devastadores de los celos y
de la posesión física sobre un amante que no podrá remediarlos y será
arrastrado a las catacumbas de la enajenación, aunque la obra contiene otras
muchas líneas de análisis sobre las conductas humanas. Así, a la pasión
desbordada hasta la esquizofrenia del amante o la obsesión enfermiza del sexo
como puente a la felicidad, se unen la inseguridad, el miedo a la soledad del
individuo, la libertad y su ausencia, la culpa y el perdón irracionales.
Lejos de la
mojigatería de la censura franquista, más ocupada en lo superficial de la
entrepierna que no las aristas de lo emocional llevado a un extremo patológico,
El túnel, trata un tema y lo hace de
una forma, que hoy provocaría si no la censura, sí cuando menos la prudencia de
cualquier editor. Basta imaginar que Ernesto Sabato fuera ahora una joven
promesa de las letras que ofreciese una novela como esta para señalar al
machista sicópata. La novela expone con crudeza un caso de maltrato de género,
esa lacra de nuestra sociedad, ese tema universal a veces maravillosamente
llevado a la literatura, y que solo a la buena literatura, como pura ficción,
debemos perdonárselo.
Y
mientras tanto algunos se escandalizarían, convivimos con tribunales que dejan campar
a sus anchas y con riesgo de fuga a violadores victimizados por la barbarie del
sistema. Leen poco, o nada.
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