Kassel no invita a la lógica
Enrique Vila-Matas
Barcelona, 1ª edición, febrero de 2014
Colección Biblioteca Breve
Editorial Seix Barral S.A.
ISBN: 978-84-322-2113-2
Cuando compro un libro de uno de mis
autores predilectos, o un libro de un autor no necesariamente predilecto pero
cuya obra me llega en un momento oportuno, o tiene una significación especial
para mí, a falta de la firma, tengo la costumbre de escribir yo algo en la
primera o la segunda página en blanco. Una frase, un pensamiento, una
expectativa de la lectura, una anécdota personal que guarde relación con el
libro o con el autor… En este caso, Vila-Matas, es uno de mis predilectos desde
hace mucho tiempo y lo que escribí esta vez y en este libro, observen el título
antes de seguir leyendo, fue lo siguiente: Ni
tú tampoco, por eso me interesas…
Vila-Matas, un maestro entre otras
cosas del género híbrido suele avisar con sus títulos, estos advierten de algo,
sus libros significan ya desde el mismo título y en esta ocasión vuelve a
hacerlo. Kassel invita tan poco a la lógica como el mismo resultado de este
libro raro, desconcertante, mestizo, reflexivo, atrevido y en esa línea tan
suya de utilizar y citar teorías con la sabia intención de perderlas después o
contradecirlas al mismo tiempo. Quizás este sea el libro más ilógico e
irreverente de Vila-Matas, tanto, que puede resultar lógico que yo sea incapaz
de explicarlo como merecería la ocasión, pero este siempre es un riesgo que
corremos los lectores pertinaces de su obra.
El libro empieza con un McGuffin, un
fenómeno de lábil descripción atribuido a Alfred Hitchcock y que vendría a ser
una excusa argumental para desarrollar una historia que en realidad, carece de
relevancia por sí misma. Una especie de consigna o performance literaria, en
este caso consistente en pasar unos días sentado en la mesa de un restaurante
chino de la ciudad de Kassel, escribiendo ante los ojos del público que pueda
pasar por allí. El escritor y la escritura, convertidos en una atracción
expositiva y casi circense. Yo, que
tantos hombres había sido (pensé parodiando a Borges), era ahora tan sólo un
escritor residente al que habían invitado para que montara un número chino.
Hasta aquí, el McGuffin del libro. Pero la verdad es que esto no deja de ser
una excusa para el verdadero propósito, que es participar, a su albedrío, en la
Documenta, feria de arte contemporáneo. Y pergeñar, quien sabe, fruto de su
experiencia allí, el texto de su conferencia soñada: “La conferencia sin nadie”,
la conferencia sin público. Mientras tanto, descubrir la solución al misterio
del universo, interconectarse con una atmósfera empapada de arte, descubrir,
una vez más quizás, para qué escribimos: Se
escribe para atar al lector, para adueñarse de él, para seducirlo, para
subyugarlo, para entrar en el espíritu de otro y quedarse allí, para
conmocionarlo, para conquistarlo… lo
que no deja de ser una de las claves para entender la esencia de Vila-Matas, su
capacidad para convertir la escritura en un juego, un juego de transvases de
identidades, lo excitante de ser otro, de convertirse en otro. Mientras tanto,
pasear sin rumbo disfrutando de los equívocos aparentes del arte, disfrutar de
la con-fusión que nos propone, visitar exposiciones, bailes invisibles,
tropezar con idiomas inexistentes, ver en definitiva la vida desde un ángulo
único e inaudito. Un ángulo duchampiano, de conjeturas intelectuales, del
placer de la estética en sí misma, sin otro propósito que la estética misma, el
amor al arte… la única salvación posible del espíritu. Este es el viaje
poliédrico que nos propone este monstruo de siete cabezas que siempre querrá,
como Kafka, como Mallarmé o como Joyce, hacer de su vida, literatura, porque
fuera de ella le parece, nos parece, inconcebible.
La escritura de Vila-Matas es
provocadora y nutritiva. Vila-Matas invita a un replanteamiento constante de la
literatura y sus tópicos, una nueva forma de entender la lectura y los géneros,
provoca el tener un lápiz avizor para emborronar sus márgenes con notas que
actúan de auto psicoanálisis del acto literario. Y es nutritiva su lectura
porque te impulsa a su vez a sumarte a la fiesta de la escritura, con sus
consiguientes resacas.
Yo les invito a este paseo mágico
por Kassel, de la mano de este autor, que como la Documenta, alejado de las
leyes del mercado, sin embargo ha conseguido el meritorio y difícil logro de
tener un público fiel, consolidado, creciente, que ha conseguido ser un autor,
ya de culto.
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