Dialogando en el Café Salambó

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viernes, 13 de febrero de 2015

Estic fart d'explicar per què no escric en català...

El pasado miércoles 11 de febrero hojeo La Vanguardia, en catalán. Tropiezo felizmente con una entrevista con Juan Marsé y su biógrafo, Josep María Cuenca. El 2 de marzo Anagrama publica una biografía de 750 páginas del genial escritor, a la que se había resistido concienzudamente hasta hace un tiempo. Se pueden imaginar que ya ardo en deseos de leerla. Juan Marsé es uno de mis referentes, es un escritor y un hombre admirable, el mejor ejemplo que conozco junto a Luis Landero de autor consecuente, humilde y con un gran celo y respeto por el oficio.
Pero a lo que iba. En un momento de la entrevista Juan Marsé dice: (...) Detesto  els escriptors mediàtics i estic fart d'explicar per què no escric en català. Quan era jove em vaig plantejar si havia de firmar els meus llibres Joan o Juan. Com que escrivia en castellà vaig decidir firmar Juan. Com l'amic Cuenca, crec que només hi ha una cultura catalana, la que es fa en català i en castellà , la que fan els ciutadans de Catalunya.


Yo también hice esa valoración cuando publiqué mi primer libro como Jorge, siendo Jordi desde que nací. Me inscribí como Jordi en el registro civil cuando pude hacerlo, en el año 1976, porque a mi padre, emigrante andaluz, el funcionario de turno no se lo permitió en el año 1965 y para acabar de rematarlo, registré también mi nombre literario, Jorge Gamero, en el 2005.
Y para dar una vuelta de tuerca más a su idea de cultura catalana, que comparto, acabo de publicar un segundo relato en catalán con la firma vitalicia de Jorge Gamero. Una vuelta de tuerca que confirma, e incluso completa, la idea de Marsé.
Yo quiero una Catalunya, independiente o federal no me importa tanto, en la que esto sea lo más natural del mundo. En la que ser, como Marsé, un escritor catalán que escribe en castellano, o como yo, además de eso, un escritor también en catalán que firma como Jorge; sea un síntoma de normalidad. Y que así, se nos siga llenando la boca, con orgullo, al presumir de sociedad plurilingüe.



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