Dialogando en el Café Salambó

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domingo, 29 de diciembre de 2013

Se aleja el 2013


Se aleja el año, apenas dos días le quedan a este dos mil trece con su mal agüero numérico y ya lo empiezo a echar de menos.
Como ocurre con las personas, cuando ya sea un recuerdo y amarillee con el tiempo, valoraremos lo que significó, el balance positivo a favor de la felicidad aunque también haya habido momentos duros. ¿Qué sería de la literatura si la vida fuera de color de rosa y no hubiera historia que contar? ¿Qué sería de la moneda sin reverso?
Este año ha tenido tres caras, por un lado el impulso de los sueños y del amor de mi familia para seguir adelante, luego este libro y los grandes amigos y lectores que está consiguiendo convocar, y finalmente, el saberme entregado irremediablemente a la literatura, mi motor y mi compromiso.

Se aleja el dos mil trece. Ahí lo tienes dos mil catorce, toda la humanidad te encasqueta el deseo universal de superarlo. Tienes una oportunidad única de trescientos sesenta y cinco días para conseguirlo. Yo confío en ti pero conviene no olvidar que el tiempo se toma su tiempo y que una vida puede cambiar en un segundo, en un instante mágico de gloria.

El siglo sabático


El siglo sabático
Antonio Ferrer
Madrid, 1ª edición, 2013
978-84-940634-9-7
Ediciones Nostrum



Si uno de los mayores objetivos de un escritor, la medida de su pericia, o cuando menos de su derecho a consagrarse como tal, es el haber creado un mundo propio, con toda su estructura conceptual, sus personajes y su lógica interna; desde luego Antonio Ferrer lo ha conseguido con su primera novela, El siglo sabático. Vamos a empezar por ahí, por la verdad, para despejar dudas, las mismas que yo tuve, las que un mediano lector puede tener las primeras cincuenta páginas hasta que la ironía, el humor inteligente y la lógica del absurdo te van llevando a comprender ese mundo ficticio y te sirven en bandeja la parodia de nuestro propio mundo actual.
Antonio Ferrer se atreve a situar ese espejo de nuestra sociedad actual en el año 175.475, y en un mundo nuevo y artificialmente feliz. Un mundo tan lejano como idílico y tentador en el que los animales han evolucionado hasta unos límites de inteligencia y abstracción de la realidad insospechados, mientras que el hombre es un ser inferior que pretende recuperar el terreno perdido, un particular planeta de los simios mucho más desarrollado pero sin pésimo actor principal ni tía buena neumática. Estamos hablando de una novela de ciencia ficción como muy poca ciencia porque las invenciones son descabelladas y sin base empírica alguna y mucha ficción, una ficción delirante. La novela de hecho es una novela delirante en el mejor sentido de la palabra, un delirio organizado y coherente consigo mismo y con el argumento de la misma. Cualquier lector sucumbiría al poder de una empresa, Kaplan y Asociados, trasunto de un vulgar partido político al uso que subvencionase el placer, que garantizase vivir del aire, no trabajar, comunicarse telepáticamente y utilizar como moneda única los llamados bonos de energía. La propuesta es de un nihilismo tal que lleva a tiranizar la sociedad convirtiéndola en su esclava. Entonces surge un líder progresista, Wolfgang Marcuse, que dirige la célula de resistencia para romper con el poder establecido y volver a la idea del trabajo y del arte como motor de la psicología humana. Los héroes son dos humanos, Guzmán, un hombre genial que se atreve a plantar cara al sistema, y Patsy una mujer heroína y enamorada de Guzmán que terminará siendo el motivo de la acción al estilo de la caballería medieval. El particular Grial de la empresa para derrotar la tiranía se llama Nihlik, un concepto que se repite a lo largo de toda la novela como un leiv motiv y que solo corresponde al lector averiguar o mejor dicho, decidir, reinterpretar como un concepto filosófico de libertad, un canon, un libro sagrado, una novela, El siglo sabático por ejemplo sin ir más lejos. 
Y en medio de este mundo corrupto en el que el dinero, o bonos de energía, con sus primas de riesgo y sus índices bursátiles, con sus particulares Bárcenas y cía., sus Edward Snowden, sus vampiros mentales, sus difusores de opinión y sus redes sociales como entes que controlan el mundo desde cada individuo anónimo; Nihlik, núcleo conceptual de la resistencia y de la revolución, garantiza la vuelta al amor, al equilibrio y la paz, al entendimiento universal de los seres humanos. Se nutren de rayas de risa, se vacunan contra el poder alienador del sexo con chips de regulación, proponen volver a la necesidad de lo superfluo, a la literatura lúdica, como la de esta novela, y a la política humorística. En esta locura organizada sobre la lucha de dos mundos opuestos, aparecen traficantes, camellos que cobran en bonos de energía, la moneda única, por vender sustancias capaces de cambiar el rostro de quien las toma, adoptar otras formas corpóreas o cambiar la realidad, que no es otra cosa que lo que consigue Antonio Ferrer con El siglo sabático. Reality show en los que uno puede conseguir la fama universal a cambio del mayor de los absurdos, divagadores profesionales, los contertulios de la prensa rosa de hoy por ejemplo, estrambóticos estudios como los de paleontología cerebral del Romanticismo, chatarreros de libros, personajes animales superdotados como las hormigas, un loro que se llama Sócrates o primates mandriles eruditos.
Y uno al final llega a la conclusión de que la mejor manera de vacunarse contra la realidad que nos azota, es esta suerte de “humor apocalíptico”, como oí decir a alguien en una de las presentaciones de la novela. Esta ácida ironía de la estupidez humana, partirse de la risa antes de que el futuro nos pille desprevenidos y ya no haya vuelta atrás. Antes de ser un vulgar despojo del sistema, Antonio Ferrer nos lo advierte en El siglo sabático.

Entrevista en el programa Propera Parada Cultura de Ràdio Cornellà

El pasado 19 de diciembre del 2013, Yoli García me entrevistó con motivo de la reciente publicación de Las tres caras de la moneda.
Hacia la mitad del programa, empieza la entrevista.

http://properaparadacultura.blogspot.com.es/2013/12/programa-del-18-12-2013-jorge-gamero.html

lunes, 9 de diciembre de 2013

Trasfondo, de Patricia Ratto.

Trasfondo.
Patricia Ratto
Colección la lengua/novela
1ª edición en España 2012
978-84-92857-66-1
Adriana  Hidalgo Editora 
Si digo que esta novela, si en lugar de ser una novela corta de ciento cuarenta y tres páginas hubiera tenido más de trescientas; habría terminado por ahogarme como lector; esto parecería una desconsideración, una crítica negativa, mordaz y de gran dureza. Pero nada más lejos de la realidad. Porque la realidad es que se trata de un elogio.
Trasfondo es una ficción sobre la angustia de los personajes de una historia real, la del submarino “ARA San Luis” en la guerra de las Malvinas de 1982 entre Argentina e Inglaterra. O mejor, habría que decir que es una novela sobre la realidad de los tripulantes de un submarino casi irreal por precario, esperpéntico, al que no le funcionan el ordenador central, algún motor y los torpedos, en una guerra no ya absurda en el sentido más tópico del término, sino directamente ficticia, porque nunca hubo igualdad en los medios y circunstancias de los contendientes. Les hicieron creer que tenía sentido su heroicidad cuando la única heroicidad consistió en sobrevivir a la soledad y el absurdo de un viaje estéril.
Y en medio de ese marco, ¿hay algo más difícil que narrar la ausencia de acción? ¿Algo más complejo qué narrar cómo no pasa nada? O como diría el poeta Ángel González; cómo solo pasa el tiempo. Sin luz, a no ser la luz verdosa y mortecina, sin aire, a no ser un aire viciado y pastoso, sin otros sonidos que el sonido sordo y metálico de un ataúd monstruoso a la deriva, bajo toneladas de agua del océano y al ritmo de un sónar.
Es este sin duda el gran hallazgo, el gran mérito de Patricia Ratto, el ángulo del narrador o ángulo certero, como diría el crítico Ernesto Calabuig el día de la presentación en la librería Tipos Infames de Madrid alguno de los primeros días del pasado mes de octubre. Un narrador testigo interior, la voz de un tripulante que sin embargo no está en el centro de la historia sino que pasa de lado, bordeándola, como de soslayo, como el propio submarino San Luis pasa de puntillas y sin heroicidades por el borde de esta guerra.
La travesía es una espera silenciosa del fantasma de la muerte, una espera lenta y espesa que siembra la duda de la vida. Una duda que lleva al narrador a hacerse esta pregunta: ¿Podrá en verdad uno morirse y no saberlo? Una duda y una espera que difumina el recuerdo y relativiza el deseo del regreso, cuando el pánico silencioso de una explosión por un ataque enemigo invaden cada segundo de quietud. Si noticias del mundo, sin sentido del presente y sin otro objeto que la deriva de una mole inútil de acero y hombres que vagan por las horas sin día y noche.
Un frasco de alcaparras aparece y desaparece entre maniobra y maniobra de ataque, como significando la vida que se resiste a apagarse en un parpadeo constante, unas botas con una muesca que singularizan la propiedad del narrador, y que siempre están allí, al borde de su litera como el único testimonio de su existencia. Y el omnipresente olor a gasoil, y la humedad penetrante y la suciedad creciente y el olor a suciedad que acaba por convertirse en habitual, barbas con pelusa, ropa sucia, toallas reutilizadas hasta la saciedad.
Esta es la atmósfera de la ausencia de atmósfera, el marco asfixiante del San Luis, el genio de Patricia Ratto consiguiendo narrar la claustrofobia, palabra que al final soy incapaz de evitar. Narrativa claustrofóbica la de Trasfondo, esta novela corta genial que te ahoga y te deja apenas un hilo de aliento hasta que todo termina llegando a buen puerto donde quizás todo fue un sueño.
Este submarino novela, este submarino metafórico de la escritora, cuyo periscopio consigue ver más allá de la superficie del alma humana.
Felicidades Patricia, por regalarnos con tu novela sensaciones parecidas al ahogo de los tripulantes del San Luis. Una sensación nueva como lector.  
   Una mímesis muy meritoria.
 
           






viernes, 6 de diciembre de 2013

Nelson Mandela

Nelson Mandela nos ha dejado en silencio. Pero nos ensordecen sus múltiples enseñanzas, a los que lo escuchamos y a los que no tuvieron más remedio que oírlo. En estos días de sinrazón educativa, esta frase debería ser un ejemplo para el gobierno español.

Saimon repite curso, este año, hemos empezado por Capellades, Manresa, Getafe...



martes, 19 de noviembre de 2013

sábado, 16 de noviembre de 2013

Presentación de "Las tres caras de la moneda" en el Café Comercial de Madrid, el pasado jueves 7 de noviembre de 2013.

Intervinieron el editor de Gramática Parda, Romualdo Carnero, el magistral escritor Luis Landero y un servidor.


Las notas del discurso de don Luis Landero, mi mayor premio, un recuerdo imborrable puesto en negro sobre blanco.

El rincón de don Antonio (Machado), ese espacio histórico en la planta de arriba del Café Comercial, acogió a mis amigos de Santillana, de Alfaguara, del mundo del cine, amigos escritores del café y otros íntimos que me arroparon con su presencia.


El momento de las firmas.Este gesto lo resume todo. El agradecimiento con mayúsculas a todos los amigos que estuvieron en la presentación, a esos lectores que uno va arañando poco a poco al destino. Es el gesto de la firma agradecida al mayor personaje de esta historia: el lector. Borges lo decía más o menos así: he escrito muchos libros pero si de algo estoy orgulloso es de los libros que he leído. Yo también, ante todo soy lector. Para escribir apenas tres o cuatro, he tenido que leer algún que otro centenar.

Yolanda Caja y Eusebio Lara, dos grandes profesionales, mis amigos de Alfaguara Infantil y Juvenil. Creyeron en Simón, no; Saimon y el otro día estuvieron en el lanzamiento de la moneda. La inteligencia del azar nos ha unido para siempre.

El editor de Gramática Parda, Romualdo Carnero, cómplice y artífice valiente de esta bonita historia.
El autor de Las tres caras de la moneda, Jorge Gamero, agradecido, incrédulo y agasajado.
Y Luis Landero, uno de los mayores escritores de la segunda mitad del siglo XX. Un sabio humilde, generoso, cercano.

Presentación de "Las tres caras de la moneda". Café Comercial de Madrid, 7 de noviembre de 2013. Intervienen el editor de Gramática Parda, Romualdo Carnero, el escritor magistral Luis Landero y el autor Jorge Gamero.


¿Por qué es interesante la novela Simón, no; Saimon?


domingo, 27 de octubre de 2013

Presentación en Madrid

Primera presentación de Las tres caras de la moneda y primera que celebro como autor en Madrid. Con un invitado de lujo, Luis Landero, que nos honrará con su presencia en la mesa.

jueves, 15 de agosto de 2013

Los años viajeros.

Los años viajeros
Luis Márquez
Sevilla, 2013
Editorial Gramática Parda
Colección Gramática Narrativa                                                                   ISBN: 978-84-938895-6-2


En el primer capítulo de este libro de viajes, y ante la primera escala dedicada a Santo Domingo, República Dominicana, Luis Márquez nos dice: Hace unos días cumplí veintiséis años y siento que estoy ante un regalo. Las expectativas son altas y no puedo defraudar a nadie. Mucha responsabilidad. Se refiere al reto de ser contratado como reportero para un programa de Canal Sur Televisión. Pero ahora, una vez leído el libro yo diría que es él, Luis Márquez, el que nos ha hecho un regalo a los lectores. Porque el periodista solvente y comprometido y el joven ávido de experiencias su suman para devolvernos con creces la oportunidad de viajar por diez países más o menos exóticos y alejados de nuestra realidad pero idénticos en lo esencial, en lo más emocional, en lo que tiene en común el ser humano allá donde se encuentre: el sueño de la felicidad.
            Desde República Dominicana hasta Egipto, pasando por Senegal, la India, Qatar, Sudáfrica, Palestina, Estados Unidos, Irlanda del Norte o Noruega.
            Y lo hace con un lenguaje sencillo y un estilo directo, transparente, alejado de florituras y de cualquier impostura. De esta manera, consigue que el libro resulte creíble por sincero y honesto, todo lo contrario a esas crónicas de viajes odiosas e infectadas de esnobismo y de la mal disimulada presunción. Luis Márquez nos cuenta sus viajes, sin dejar de lado en ningún momento el rigor social, político y en general informativo del buen periodista; como se los contaría a un amigo. Desde el lado más humano de la experiencia. Todo ello sin embargo no impide que en algunos momentos, haya fragmentos que entran incluso en lo que podría ser buena literatura, cuando la lectura más visceral pero a la vez más crítica de la experiencia vivida se mezclan con un lenguaje preciso.
            En cada uno de los viajes hay una pequeña lección, una vivencia que sumar a la maduración como periodista y como ser humano. Y el lector, como yo en este caso que no he tenido la suerte de estar en ninguno de esos lugares sino a través de los libros, siente una sana envidia de viajero frustrado.
            Está como no la dramática situación de las condiciones de vida de los niños en la India, en Senegal o Sudáfrica, la isla de riqueza, como un oasis aupado en el petróleo y el gas en Qatar, la pantomima del sueño americano en uno de sus estados más rancios y emblemáticos, y armado hasta los dientes como lo es Texas, la sabia asimilación del frío extremo por parte de los habitantes de Laponia, la relación entre la ETA y el IRA que mal representan la realidad de dos pueblos con legítimo derecho a la autodeterminación, la encrucijada actual de Egipto, uno de los pueblos más enigmáticos de la historia, en cuya juventud está depositado el sueño de un país más evolucionado y libre, democrático.
            Todas ellas poseen el valor de la verdad contada sin censuras y con una mirada limpia, pero me quedaría por ejemplo con la historia de Andy, el niño dominicano de doce años que tras morir su madre de sida, se queda a cargo de dos hermanos menores y que para enterrar a su madre, tiene que dar una paliza a un conductor de autobús, tomar el vehículo y llevarla al cementerio. O con el capítulo dedicado a Palestina, uno de los más completos, en el que Luis nos cuenta algunas consecuencias, las menos evidentes y televisivas del conflicto con Israel. Como el hecho de ser extranjeros en su propia tierra, ejemplificado en la historia de amor de Dunia, una granadina hija de palestino afincada en Jerusalén y su novio Hazem, también palestino pero residente en Belén, Cisjordania. Dos enamorados que no pueden abrazarse y verse libremente donde quieran porque se juegan la vida en territorio israelí, o en territorio palestino ocupado.
            Y asomado a estas aristas de la realidad, está Luis Márquez, repartiendo camisetas del Sevilla F.C, dignificando la profesión, convirtiendo este libro en una ventana privilegiada abierta al mundo.
            Si conocen esos lugares, vale la pena que lean el libro y si no, aún más, porque en algunos casos, Luis consigue que durante la lectura uno tenga la sensación de haber estado allí, con la realidad de sus gentes, no para hacerse una foto junto a monumentos ya vistos por otros y condenarla al olvido de un álbum de vacaciones. Ese viene a ser el regalo al que yo me refería, una lección magistral de periodismo objetivo.

sábado, 13 de julio de 2013

Llegir...

Com una novel·la
Daniel Pennac
Traducció d'en Sergi Pàmies
Col·lecció Biblioteca Universal Empúries
Barcelona, març de 1993
Editorial Empúries S.A.
ISBN: 84-7596-381-1

Daniel Pennac, a l'inici d'aquest mític llibre diu:

El verb llegir no adment l'imperatiu. Aversió que comparteix amb alguns altres: amb el verb "estimar"..., amb el verb "somiar"..

Fa exactament vint anys que vaig llegir aquest llibre per recomanació d'un bon professor, amb un imperatiu carinyós, possiblement acompanyat d'algun condicional autoritzat per l'experiència del tipus, si vols, hauries de llegir... El cas és que vint anys després, l'altre dia m'ho recordava un amic, recupero aquesta plaentera lectura. Com una novel·la, ja fa molts anys que és un clàssic, sempre recomanable, una lectura inoblidable per no deixar de llegir mai. Sense imperatius: no us la perdeu.

lunes, 1 de julio de 2013

Las tres caras de la moneda



Las tres caras de la moneda
Jorge Gamero
Sevilla, 2013
Colección Gramática Narrativa
Editorial Gramática Parda
ISBN: 978-84-938895-7-9

No toda pasión es discernible ni presenta una fisonomía estereotipada, hay que acercarse a uno mismo con científica curiosidad para acceder a facetas desconocidas, y completar el dibujo íntimo de nuestra vida. Jorge Gamero nos muestra las posibilidades de su moneda, de su pasión, la que enseña en la palma de la mano tras lanzarla al aire, y cuyo resultado trasciende el reverso y el anverso del azar. A través de sus viajes interiores como escritor, llevará al lector a conocer las entretelas cotidianas del oficio literario y sus gajes, a recorrer y recordar las convergencias del amor y las divergencias del desamor y sus (d)efectos, a investigar el argumento de las vidas ajenas como un asunto propio pendiente. Un ejercicio de escritura viva y confesional, llena de ternura, humor y denuncia, deudora de grandes maestros como Ítalo Calvino, Luis Landero o Enrique Vila-Matas.

Editorial Gramática Parda

Frutas y banderas


Frutas y banderas
Paco Moral
Madrid, 2013
Poesía. Colección Baños del Carmen nº 363
Ediciones Vitrubio
ISBN: 978-84-941208-4-8

Fue terminar la primera lectura del libro, y ya son tres los que leo de Paco y necesitar ir rápidamente a mi Moleskine para confesarle lo que sigue: Paco Moral, qué cojones, es un pedazo de poeta. Este mortal, compañero de trabajo, con la ira siempre a cuestas, la de quien jamás aceptará la tiranía del patrón insolidario, este Paco fondón, fumador de los de antes, sufridor sufrido de voz cazallera, es un pedazo de poeta. Paco Moral, dejémonos ya de pollesías…, ya es un grande casi anónimo entre los grandes y un poeta de mi cabecera.
Espero me disculpen lo prosaico y arrabalero de la nota pero es que yo a mi Moleskine le suelo hablar así, a la cara y sin pelos en la lengua.
Después de la nota, he vuelto a releer el libro hasta dos veces más para poder comentar lo que sigue, y que no pretende otra cosa que invitarles a su placentera lectura.
Frutas y banderas es un borbotón de setenta y dos poemas sin otro orden que el recuerdo recuperado de amores o momentos amorosos, las frutas, de los años reivindicativos de la transición en los que incluso amarse así, rendidos a la más absoluta libertad, era una manera de amar la utopía. De todos modos, habría que aclarar, y no es una evidencia, sino algo que en parte explica la pertinencia del libro, que los tiempos actuales, siguen siendo años reivindicativos. Eso no ha cambiado, la lucha sigue. Y luego están las banderas, aquellos poemas que ilustran las diferentes razones por las que luchar a favor de las libertades democráticas entonces, a favor de la justicia, la lucidez y la razón. Y estas banderas, también siguen ondeando hoy día, enarboladas entre los puños cerrados y comprometidos de gente como Paco.
He creído descubrir tras la lectura atenta, que habría otro grupo de poemas en los que frutas y banderas, amores y luchas políticas, se mezclan y confunden dándose sentido las unas y las otras. Poemas en los que amarse en plena lucha, compartiendo el vértigo, multiplicaba la potencia erótica de la carne. También, veremos algún ejemplo.
El libro lo abren y lo cierran las citas de dos monstruos del verso. Antes de empezar, Bertolt Brecht:

En los tiempos sombríos,
¿se cantará también?
También se cantará
Sobre los tiempos sombríos.
            
para recordar los tiempos sombríos, los de entonces, los del hoy y ahora, o como la poesía nos sirve para marcarlos en el tiempo siempre, como cada poesía, en este sentido puede ser una bandera, y un arma cargada de futuro como dejó escrito Gabriel Celaya.
            Y después, terminamos con mi paisano Jaime Gil de Biedma, que nos dice cómo para conocer y haber probado las frutas del amor, el amor cual manzana crujiente, es suficiente e indispensable haberla mordido, pero sobre todo, haberlo pedido alguna vez…:

Para saber de amor, para aprenderle,
haber estado solo es necesario.

            La fruta del libro que querría destacar es la de La máquina del tiempo, dedicada al gran Ángel González:

Yo me asomaba al mundo, tantas veces,
(…)
Y también el amor, eso que llaman
amor, y que conduce al llanto o al delirio,
la tibia indecisión de las verdades,
la ruina de las manos, la avaricia
de los dedos buscando caminos donde nadie
se hubo perdido antes. Sobre todo el amor
como bálsamo suave, igual que el linimento
de los gimnasios o los vestuarios,
ese olor a victoria aún habiendo perdido.
            
        Versos que me recuerdan, a pesar de lo mucho que hemos leído del amor, ese personaje acaparador, el final de una novela memorable, El licor muerto del escritor y periodista griego Giannis Xanthoulis, traducida al castellano por mi amiga Cristina Serna y que terminaba así:
            Puede parecer que divago, pero me he pasado toda una vida intentado precisar “el sentido de las cosas” y, si acaso he olvidado muchas cosas –y es muy probable que así sea-, recuerdo, sin embargo, el amor. Eso sí que lo recuerdo…
Atenas, mayo de 1987
            De las muchas banderas me quedo con Oración, entre otras razones que tienen que ver con la calidad poética, la emotividad y la rabia contenida, ese amor apasionado a la vez que ese desconsuelo por la ciudad de su alma, el Madrid contradictorio de Paco, y también por la cercanía en el tiempo, porque yo viví aquél 11 de marzo del 2004 desde mi Barcelona también del alma que lloraba lo ocurrido, todo el día enganchado a los medios, odiando sí, soy humano, desde el odio, a los que indirectamente habían provocado la masacre, los de la foto de las azores, perdidos tantos días entre dos líneas de investigación. Esos cuya conciencia ya jamás estará limpia.

Oración
Como si el nombre de este mes tuviera
algún significado, digo marzo,
aunque puedo decir también noviembre,
o septiembre, o dolor, o enero o fiebre.

Puedo decir esquirlas
de huesos en los bancos de los parques,
(…)
Puedo decir pronombres,
signos de admiración, sirenas,
adjetivos con uniformes, cifras
exponenciales, devastadores cálculos.

Puedo contar que he visto
a una mujer llorando con el llanto
más triste y silencioso del planeta.

Una oración.
                        Una oración atea
en la ciudad más digna e insurgente,
la más desmoronada, la que hoy
contiene más preguntas.

Santa Eugenia, 11 de marzo de 2004

            De ese grupo de poemas que son frutas y banderas a un tiempo, confundiendo la lucha política y el amor añorado de los años jóvenes, de ese grupo al que me refería en la introducción y que quizás mejor resuma la intencionalidad, la motivación genética del libro de Paco, me quedo con La memoria herida.

Es largo septiembre sobre una piel infante.

Un presagio de invierno,
tal vez un torbellino de miseria y destierro
para un brazo vencido,
para el labio tan joven desangrado en la tarde.

Hay edades que son para los cromos,
para las golosinas, para el aprendizaje
alevoso y feliz de los pechos alzados,
para el tacto de pubis como peluche suave,
para el grito en la dicha y después la pandilla,
y cannabis, cerveza, los sexos encendidos,
el besar inconsciente, la torpeza y la duda.

pero no para el duelo,
para el dolor no hay cita.

No hay edad para el llanto.

nos robaban la vida.

domingo, 30 de junio de 2013

Los pozos del deseo

Los pozos del deseo

Raúl Nieto de la Torre
Madrid, 2013
Poesía. Colección Baños del Carmen nº 364
Ediciones Vitrubio
ISBN: 978-84-941208-5-5

Los pozos del deseo de Raúl Nieto de la Torre es un auténtico poemario de amor. Un puñado de poemas de una profundidad y pasión tan desbocadas e irrefrenables que al lanzarlos a la inmensidad de la lectura, te dejan abandonado a la oquedad del silencio. Un amor que se hunde por el hueco de un pozo que no tiene fondo y que hace que, como la piedra que cae, recordando a la de Salinas de La voz a ti debida, produzca un sonido pequeño, ensordecido al final del viaje. Una voz debida a su motor e hilo conductor: la amada Melissa.
El libro se divide en dos partes, la primera, Sala de estar solo, cuyo título omite por error el índice, con veinticinco poemas, y la segunda, Contra todo pronóstico, con veintiséis poemas más. Cincuenta y un poemas en total, algunos de los cuales son verdaderas pedradas en la sien, que diría Ramón Irigoyen que resulta ser un buen poema.  
                La curiosidad del libro no es que la propia amada, Melissa, intervenga como motor del deseo y como actriz deseante a la vez, esto, sería lo normal, lo extraordinario es que además, intervenga con su propia palabra escrita. No sabemos si conscientemente ya que Raúl confiesa haber utilizado e incluso usurpado algunas de las palabras de su diario íntimo. El poeta y amante, cual voyeur celoso, atrapa esas palabras para perpetrar una lírica cópula en algunos de sus poemas, en un juego en el que las palabras del diario de Melissa y los poemas de Raúl, se retan, se seducen y acaban por retozar sin pudor frente al lector perplejo. Los fragmentos del diario de Melissa aparecen repetida y estratégicamente hasta once veces a lo largo del libro, de manera que aunque el poeta no hubiera confesado el delito en la presentación del libro, el lector la hubiera descubierto en cualquier caso como el hilo conductor de los pozos del deseo que habitan en muchos de los versos.
            Algunos fragmentos de ese diario, son un enigma que el poema desvela, otras veces, algunos poemas, son realmente los explicitados por los fragmentos robados por el poeta al diario íntimo de Melissa.
            Y cómo no, el libro empieza con una dedicatoria transparente de tan sencilla y sincera, a ella:
            A Melissa, mi más bella historia de amor.
            
           Y no puedo evitar recordar, como imagino que Raúl en el momento de escribirla, esos versos de Serrat en su linda canción de amor, Lucía:
            
            Vuela esta canción para ti Lucía,
            la más bella historia de amor que tuve y tendré (…)

De la primera parte, Sala de estar solo, destaco dos versos del poema que da título al libro Los pozos del deseo, y que dicen:

(Pongamos que escribir es una tierna
manera de juntar todos los trozos)

Se está refiriendo a los trozos de uno mismo, a esa suma de aspectos más íntimos del ser humano. Pero además, me gustan esos dos versos por la imagen que sugieren, porque me toca directamente como escritor y porque recuerdan también a esas otras bellas palabras del escritor uruguayo, Eduardo Galeano cuando dice aquello de:
¿Para qué escribe uno sino para juntar sus pedazos?

Y dentro de la primera parte también, es inevitable destacar otro poema excelente que viste la contraportada del libro, precisamente para darle categoría al conjunto y al libro físico. Me refiero a Si no te hubiera conocido.

Cuando llegue la gran pregunta
o nos salga de dentro, acuérdate
de que un día
elegimos ser libres y amarnos.

Acuérdate de eso –te digo-
porque los restos…
porque las cáscaras vacías…
porque qué otra cosa no arrojar a este pozo
enfrente del que vamos desnudándonos.

Qué ansiedad la del hombre
que se mira en la nada
y encuentra en ella su reflejo.

De la segunda parte, Contra todo pronóstico, destacaré tres momentos especiales, o al menos, especiales porque resumen de alguna manera la intencionalidad y el homenaje de amor al amor, y a Melissa que lo encarna, especiales simplemente porque me encantan. El primero, bellísimo y muy sensual, la imagen de la inmensidad y fetiche universal del sexo femenino.
Secreta geografía

Tu vello púbico, el principio
de un nuevo continente
del cual solo acercando bien la boca,
la nariz, el oído…
siento el mar interior que lo recorre.

El segundo es un fragmento, una estrofa, la tercera, del poema Diario enemigo dedicado al enigma del diario íntimo de la amada como hilo conductor. Cuatro versos que dicen la absoluta verdad al respecto, lo que cualquier autor de diarios y ya no digamos lo que cualquier voyeur usurpador de secretos entiende que es en realidad la verdadera utopía del formato:

III
No son tus verdaderos
secretos los que escribes en tu diario
sino los que callas
también en él.

Y finalmente, el poema Compañeros de viaje, porque explica y resume lo más bonito y sencillo a lo que puede aspirar a recibir un amante de la otra parte del sortilegio, del amado, que no es otra cosa que llegar a querer la condición humana. Como un homenaje sensorial, pasando incluso por encima de la literatura a la que casi relega en el último verso, a la condición de circunstancia menor.

Y hemos devuelto al tiempo lo que es suyo
Para salir de aquella alcoba oscura.
Dormida en el asiento delantero,
mientras deshago el nudo de las curvas
hacia un pueblecito en la montaña,
me has dado de ti algo que yo no conocía;
que tanto se parece a la confianza,
al deseo y a la lúcida locura
de amar seres humanos…

Que el resto solo es literatura.

Me apetece añadir finalmente que Raúl, el día de la presentación del libro, estuvo suelto y exultante, de una generosidad, transparencia y entusiasmos enormes. No recordaba una presentación en la que un autor fuera más espontáneo y directo, mano a mano entre caña y poema, guiño al editor y a la legión de amigos en un rincón de Don Antonio a rebosar. Y cosas así, que en parte explican la calidad literaria y humana de la obra, también se agradecen. En definitiva, huir de los academicismos para abandonarse al gozo absoluto y humilde de los versos entre lettraheridos. 

Salir ileso


Salir ileso
Raúl Nieto de la Torre
Madrid, 2011
Poesía. Ediciones Vitrubio

ISBN: 978-84-92770-97-7


Salir Ileso de Raúl Nieto de la Torre es una pequeña selección de poemas editados e inéditos desde 1996 hasta 2010. Están acompañados de fotografías de Rubén, hermano del autor, imágenes llenas de significado con las que los poemas establecen un diálogo sumamente enriquecedor.
Esto es lo que viene a decirse en la solapa del libro. A ello cabría añadir que es un libro panorámico y no sólo por estar acertadamente ilustrado por algunas fotografías de gran calidad y capacidad evocadora, sino por tratarse además de un repertorio de la obra del joven poeta. Un panorama que abarca desde su primera etapa, Primeros poemas (1996-2005), hasta los más recientes, Penúltimos poemas (2009-2010), pasando por Zapatos de andar calles vacías (2006) y Tríptico del día después (2008), estos dos últimos libros, como Salir ileso, editados también por Vitrubio.
En esos primeros poemas están la madre, la adolescencia, los primeros amores y esa autoafirmación del joven que necesita ponerle palabras al descubrimiento de la vida. Y lo hace en verso porque ya es poeta antes de ser la confirmación de un hombre. Quizás, el más representativo de esta primera parte y etapa creativa sea este poema:

Autorretrato de otro
(…)
Crecí perdiendo paraísos.
Apuntalé la noche en un cuaderno.
Una ventana obtuve por respuesta
cuando cerré la puerta a mis espaldas.
Libros, películas, domingos rotos,
llamadas telefónicas, las sábanas en blanco,
la tristeza fingida para escribir un verso.
Tuve dos perros buenos que no comían gato,
faltas de ortografía, una chupa de cuero,
retales solamente para un autorretrato.

En el segundo bloque, con poemas de Zapatos de andar calles vacías, se observa la evidencia de una evolución vital y felizmente también poética, con su consiguiente mar de incertidumbres, y poemas que sugieren los primeros estragos nutritivos de la negación, la reafirmación desde la duda. Un ejemplo es este:

En días como este
(…)
En días como este lo mejor
es andar mucho, lejos,
sin querer acordarse de la vuelta,
por calles y comercios
ebrios de lucecitas que sonríen.
Lo mismo no te acuerdas
después y tienes que inventar un mapa
como cuando eras niño para ser
pirata en una isla
(la cosa es que en días como este
ni escribo, ni sueño,
ni rompo a andar,
y mucho menos doy con el tesoro).

            El tercer bloque, de Tríptico del día después, ilustra la madurez del amor. Lo componen cuatro poemas y cuatro textos breves en prosa poética, el último de los cuales, por lo que sé de Raúl, podría representar una imagen de su viaje a Estados Unidos con su amada Melissa. Se titula Florida y de él, destaco el párrafo inicial y el final:
            
Sudor de vodka con limón, avión que derrapa en una curva de Madrid, casada rubia y lengua florecida. Viajé en tu cuerpo hacia Florida, en tu cuerpo de carreteras y playas. No recuerdo si volví.
            (…)
            Flor ya ida, despetalada entre mis dientes cuando aún no habían dado las doce en el reloj de todos los adioses. ¿Recuerdas? Hice una cruz en tu boca y en tus pechos dejando un rastro de cenizas blancas. Que sople el viento y se las lleve.
            
               Que sople el viento para que no quede más que el rastro más importante: el del recuerdo y los versos inmortalizándolo, añadiría este humilde lector.
            La selección de Penúltimos poemas, del 2009 y el 2010 es una miscelánea de siete poemas de temática diversa, en la que pierde peso el asunto amoroso en beneficio de momentos, imágenes y reflexiones que serían el colofón de ese panorama evolutivo del que hablaba al principio, y que son la antesala de una obra posterior de mayor calado, como se verá en su próximo libro de poemas, de reciente aparición, Los pozos del deseo.
            De este cuarto y último bloque destaco, obstinado en el amor, un poema y un fragmento de otro, que son dos auténticas delicias de un poeta experto ya en poesía amorosa.

Poema de amor

Ya sé que muerdo mal, mi mala dentadura
dejará rastros de mí equivocados
en frutas, panes y otros alimentos.

Sólo tú sabes lo que digo
-lo que quiero decir-
cuando muerdo.



Cena de Navidad
(…)
Debes saber que en Navidad
puede quedarse fría la sopa
mientras vemos la tele, aunque también
a veces hay que acudir a la mesa
con precipitación, atender las llamadas
de familiares y escuchar solemnes
el discurso del Rey.
                                   Pero, amor,
tú no te pongas bragas, déjame
al menos esa luz encendida.

            Título premonitorio el de este libro de Raúl Nieto de la Torre, de cuya lectura, les aseguro, yo no he salido ileso. Y por ello, habré de volver.