Dialogando en el Café Salambó

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domingo, 30 de junio de 2013

Salir ileso


Salir ileso
Raúl Nieto de la Torre
Madrid, 2011
Poesía. Ediciones Vitrubio

ISBN: 978-84-92770-97-7


Salir Ileso de Raúl Nieto de la Torre es una pequeña selección de poemas editados e inéditos desde 1996 hasta 2010. Están acompañados de fotografías de Rubén, hermano del autor, imágenes llenas de significado con las que los poemas establecen un diálogo sumamente enriquecedor.
Esto es lo que viene a decirse en la solapa del libro. A ello cabría añadir que es un libro panorámico y no sólo por estar acertadamente ilustrado por algunas fotografías de gran calidad y capacidad evocadora, sino por tratarse además de un repertorio de la obra del joven poeta. Un panorama que abarca desde su primera etapa, Primeros poemas (1996-2005), hasta los más recientes, Penúltimos poemas (2009-2010), pasando por Zapatos de andar calles vacías (2006) y Tríptico del día después (2008), estos dos últimos libros, como Salir ileso, editados también por Vitrubio.
En esos primeros poemas están la madre, la adolescencia, los primeros amores y esa autoafirmación del joven que necesita ponerle palabras al descubrimiento de la vida. Y lo hace en verso porque ya es poeta antes de ser la confirmación de un hombre. Quizás, el más representativo de esta primera parte y etapa creativa sea este poema:

Autorretrato de otro
(…)
Crecí perdiendo paraísos.
Apuntalé la noche en un cuaderno.
Una ventana obtuve por respuesta
cuando cerré la puerta a mis espaldas.
Libros, películas, domingos rotos,
llamadas telefónicas, las sábanas en blanco,
la tristeza fingida para escribir un verso.
Tuve dos perros buenos que no comían gato,
faltas de ortografía, una chupa de cuero,
retales solamente para un autorretrato.

En el segundo bloque, con poemas de Zapatos de andar calles vacías, se observa la evidencia de una evolución vital y felizmente también poética, con su consiguiente mar de incertidumbres, y poemas que sugieren los primeros estragos nutritivos de la negación, la reafirmación desde la duda. Un ejemplo es este:

En días como este
(…)
En días como este lo mejor
es andar mucho, lejos,
sin querer acordarse de la vuelta,
por calles y comercios
ebrios de lucecitas que sonríen.
Lo mismo no te acuerdas
después y tienes que inventar un mapa
como cuando eras niño para ser
pirata en una isla
(la cosa es que en días como este
ni escribo, ni sueño,
ni rompo a andar,
y mucho menos doy con el tesoro).

            El tercer bloque, de Tríptico del día después, ilustra la madurez del amor. Lo componen cuatro poemas y cuatro textos breves en prosa poética, el último de los cuales, por lo que sé de Raúl, podría representar una imagen de su viaje a Estados Unidos con su amada Melissa. Se titula Florida y de él, destaco el párrafo inicial y el final:
            
Sudor de vodka con limón, avión que derrapa en una curva de Madrid, casada rubia y lengua florecida. Viajé en tu cuerpo hacia Florida, en tu cuerpo de carreteras y playas. No recuerdo si volví.
            (…)
            Flor ya ida, despetalada entre mis dientes cuando aún no habían dado las doce en el reloj de todos los adioses. ¿Recuerdas? Hice una cruz en tu boca y en tus pechos dejando un rastro de cenizas blancas. Que sople el viento y se las lleve.
            
               Que sople el viento para que no quede más que el rastro más importante: el del recuerdo y los versos inmortalizándolo, añadiría este humilde lector.
            La selección de Penúltimos poemas, del 2009 y el 2010 es una miscelánea de siete poemas de temática diversa, en la que pierde peso el asunto amoroso en beneficio de momentos, imágenes y reflexiones que serían el colofón de ese panorama evolutivo del que hablaba al principio, y que son la antesala de una obra posterior de mayor calado, como se verá en su próximo libro de poemas, de reciente aparición, Los pozos del deseo.
            De este cuarto y último bloque destaco, obstinado en el amor, un poema y un fragmento de otro, que son dos auténticas delicias de un poeta experto ya en poesía amorosa.

Poema de amor

Ya sé que muerdo mal, mi mala dentadura
dejará rastros de mí equivocados
en frutas, panes y otros alimentos.

Sólo tú sabes lo que digo
-lo que quiero decir-
cuando muerdo.



Cena de Navidad
(…)
Debes saber que en Navidad
puede quedarse fría la sopa
mientras vemos la tele, aunque también
a veces hay que acudir a la mesa
con precipitación, atender las llamadas
de familiares y escuchar solemnes
el discurso del Rey.
                                   Pero, amor,
tú no te pongas bragas, déjame
al menos esa luz encendida.

            Título premonitorio el de este libro de Raúl Nieto de la Torre, de cuya lectura, les aseguro, yo no he salido ileso. Y por ello, habré de volver.

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