Dialogando en el Café Salambó

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domingo, 29 de diciembre de 2013

Se aleja el 2013


Se aleja el año, apenas dos días le quedan a este dos mil trece con su mal agüero numérico y ya lo empiezo a echar de menos.
Como ocurre con las personas, cuando ya sea un recuerdo y amarillee con el tiempo, valoraremos lo que significó, el balance positivo a favor de la felicidad aunque también haya habido momentos duros. ¿Qué sería de la literatura si la vida fuera de color de rosa y no hubiera historia que contar? ¿Qué sería de la moneda sin reverso?
Este año ha tenido tres caras, por un lado el impulso de los sueños y del amor de mi familia para seguir adelante, luego este libro y los grandes amigos y lectores que está consiguiendo convocar, y finalmente, el saberme entregado irremediablemente a la literatura, mi motor y mi compromiso.

Se aleja el dos mil trece. Ahí lo tienes dos mil catorce, toda la humanidad te encasqueta el deseo universal de superarlo. Tienes una oportunidad única de trescientos sesenta y cinco días para conseguirlo. Yo confío en ti pero conviene no olvidar que el tiempo se toma su tiempo y que una vida puede cambiar en un segundo, en un instante mágico de gloria.

El siglo sabático


El siglo sabático
Antonio Ferrer
Madrid, 1ª edición, 2013
978-84-940634-9-7
Ediciones Nostrum



Si uno de los mayores objetivos de un escritor, la medida de su pericia, o cuando menos de su derecho a consagrarse como tal, es el haber creado un mundo propio, con toda su estructura conceptual, sus personajes y su lógica interna; desde luego Antonio Ferrer lo ha conseguido con su primera novela, El siglo sabático. Vamos a empezar por ahí, por la verdad, para despejar dudas, las mismas que yo tuve, las que un mediano lector puede tener las primeras cincuenta páginas hasta que la ironía, el humor inteligente y la lógica del absurdo te van llevando a comprender ese mundo ficticio y te sirven en bandeja la parodia de nuestro propio mundo actual.
Antonio Ferrer se atreve a situar ese espejo de nuestra sociedad actual en el año 175.475, y en un mundo nuevo y artificialmente feliz. Un mundo tan lejano como idílico y tentador en el que los animales han evolucionado hasta unos límites de inteligencia y abstracción de la realidad insospechados, mientras que el hombre es un ser inferior que pretende recuperar el terreno perdido, un particular planeta de los simios mucho más desarrollado pero sin pésimo actor principal ni tía buena neumática. Estamos hablando de una novela de ciencia ficción como muy poca ciencia porque las invenciones son descabelladas y sin base empírica alguna y mucha ficción, una ficción delirante. La novela de hecho es una novela delirante en el mejor sentido de la palabra, un delirio organizado y coherente consigo mismo y con el argumento de la misma. Cualquier lector sucumbiría al poder de una empresa, Kaplan y Asociados, trasunto de un vulgar partido político al uso que subvencionase el placer, que garantizase vivir del aire, no trabajar, comunicarse telepáticamente y utilizar como moneda única los llamados bonos de energía. La propuesta es de un nihilismo tal que lleva a tiranizar la sociedad convirtiéndola en su esclava. Entonces surge un líder progresista, Wolfgang Marcuse, que dirige la célula de resistencia para romper con el poder establecido y volver a la idea del trabajo y del arte como motor de la psicología humana. Los héroes son dos humanos, Guzmán, un hombre genial que se atreve a plantar cara al sistema, y Patsy una mujer heroína y enamorada de Guzmán que terminará siendo el motivo de la acción al estilo de la caballería medieval. El particular Grial de la empresa para derrotar la tiranía se llama Nihlik, un concepto que se repite a lo largo de toda la novela como un leiv motiv y que solo corresponde al lector averiguar o mejor dicho, decidir, reinterpretar como un concepto filosófico de libertad, un canon, un libro sagrado, una novela, El siglo sabático por ejemplo sin ir más lejos. 
Y en medio de este mundo corrupto en el que el dinero, o bonos de energía, con sus primas de riesgo y sus índices bursátiles, con sus particulares Bárcenas y cía., sus Edward Snowden, sus vampiros mentales, sus difusores de opinión y sus redes sociales como entes que controlan el mundo desde cada individuo anónimo; Nihlik, núcleo conceptual de la resistencia y de la revolución, garantiza la vuelta al amor, al equilibrio y la paz, al entendimiento universal de los seres humanos. Se nutren de rayas de risa, se vacunan contra el poder alienador del sexo con chips de regulación, proponen volver a la necesidad de lo superfluo, a la literatura lúdica, como la de esta novela, y a la política humorística. En esta locura organizada sobre la lucha de dos mundos opuestos, aparecen traficantes, camellos que cobran en bonos de energía, la moneda única, por vender sustancias capaces de cambiar el rostro de quien las toma, adoptar otras formas corpóreas o cambiar la realidad, que no es otra cosa que lo que consigue Antonio Ferrer con El siglo sabático. Reality show en los que uno puede conseguir la fama universal a cambio del mayor de los absurdos, divagadores profesionales, los contertulios de la prensa rosa de hoy por ejemplo, estrambóticos estudios como los de paleontología cerebral del Romanticismo, chatarreros de libros, personajes animales superdotados como las hormigas, un loro que se llama Sócrates o primates mandriles eruditos.
Y uno al final llega a la conclusión de que la mejor manera de vacunarse contra la realidad que nos azota, es esta suerte de “humor apocalíptico”, como oí decir a alguien en una de las presentaciones de la novela. Esta ácida ironía de la estupidez humana, partirse de la risa antes de que el futuro nos pille desprevenidos y ya no haya vuelta atrás. Antes de ser un vulgar despojo del sistema, Antonio Ferrer nos lo advierte en El siglo sabático.

Entrevista en el programa Propera Parada Cultura de Ràdio Cornellà

El pasado 19 de diciembre del 2013, Yoli García me entrevistó con motivo de la reciente publicación de Las tres caras de la moneda.
Hacia la mitad del programa, empieza la entrevista.

http://properaparadacultura.blogspot.com.es/2013/12/programa-del-18-12-2013-jorge-gamero.html

lunes, 9 de diciembre de 2013

Trasfondo, de Patricia Ratto.

Trasfondo.
Patricia Ratto
Colección la lengua/novela
1ª edición en España 2012
978-84-92857-66-1
Adriana  Hidalgo Editora 
Si digo que esta novela, si en lugar de ser una novela corta de ciento cuarenta y tres páginas hubiera tenido más de trescientas; habría terminado por ahogarme como lector; esto parecería una desconsideración, una crítica negativa, mordaz y de gran dureza. Pero nada más lejos de la realidad. Porque la realidad es que se trata de un elogio.
Trasfondo es una ficción sobre la angustia de los personajes de una historia real, la del submarino “ARA San Luis” en la guerra de las Malvinas de 1982 entre Argentina e Inglaterra. O mejor, habría que decir que es una novela sobre la realidad de los tripulantes de un submarino casi irreal por precario, esperpéntico, al que no le funcionan el ordenador central, algún motor y los torpedos, en una guerra no ya absurda en el sentido más tópico del término, sino directamente ficticia, porque nunca hubo igualdad en los medios y circunstancias de los contendientes. Les hicieron creer que tenía sentido su heroicidad cuando la única heroicidad consistió en sobrevivir a la soledad y el absurdo de un viaje estéril.
Y en medio de ese marco, ¿hay algo más difícil que narrar la ausencia de acción? ¿Algo más complejo qué narrar cómo no pasa nada? O como diría el poeta Ángel González; cómo solo pasa el tiempo. Sin luz, a no ser la luz verdosa y mortecina, sin aire, a no ser un aire viciado y pastoso, sin otros sonidos que el sonido sordo y metálico de un ataúd monstruoso a la deriva, bajo toneladas de agua del océano y al ritmo de un sónar.
Es este sin duda el gran hallazgo, el gran mérito de Patricia Ratto, el ángulo del narrador o ángulo certero, como diría el crítico Ernesto Calabuig el día de la presentación en la librería Tipos Infames de Madrid alguno de los primeros días del pasado mes de octubre. Un narrador testigo interior, la voz de un tripulante que sin embargo no está en el centro de la historia sino que pasa de lado, bordeándola, como de soslayo, como el propio submarino San Luis pasa de puntillas y sin heroicidades por el borde de esta guerra.
La travesía es una espera silenciosa del fantasma de la muerte, una espera lenta y espesa que siembra la duda de la vida. Una duda que lleva al narrador a hacerse esta pregunta: ¿Podrá en verdad uno morirse y no saberlo? Una duda y una espera que difumina el recuerdo y relativiza el deseo del regreso, cuando el pánico silencioso de una explosión por un ataque enemigo invaden cada segundo de quietud. Si noticias del mundo, sin sentido del presente y sin otro objeto que la deriva de una mole inútil de acero y hombres que vagan por las horas sin día y noche.
Un frasco de alcaparras aparece y desaparece entre maniobra y maniobra de ataque, como significando la vida que se resiste a apagarse en un parpadeo constante, unas botas con una muesca que singularizan la propiedad del narrador, y que siempre están allí, al borde de su litera como el único testimonio de su existencia. Y el omnipresente olor a gasoil, y la humedad penetrante y la suciedad creciente y el olor a suciedad que acaba por convertirse en habitual, barbas con pelusa, ropa sucia, toallas reutilizadas hasta la saciedad.
Esta es la atmósfera de la ausencia de atmósfera, el marco asfixiante del San Luis, el genio de Patricia Ratto consiguiendo narrar la claustrofobia, palabra que al final soy incapaz de evitar. Narrativa claustrofóbica la de Trasfondo, esta novela corta genial que te ahoga y te deja apenas un hilo de aliento hasta que todo termina llegando a buen puerto donde quizás todo fue un sueño.
Este submarino novela, este submarino metafórico de la escritora, cuyo periscopio consigue ver más allá de la superficie del alma humana.
Felicidades Patricia, por regalarnos con tu novela sensaciones parecidas al ahogo de los tripulantes del San Luis. Una sensación nueva como lector.  
   Una mímesis muy meritoria.
 
           






viernes, 6 de diciembre de 2013

Nelson Mandela

Nelson Mandela nos ha dejado en silencio. Pero nos ensordecen sus múltiples enseñanzas, a los que lo escuchamos y a los que no tuvieron más remedio que oírlo. En estos días de sinrazón educativa, esta frase debería ser un ejemplo para el gobierno español.

Saimon repite curso, este año, hemos empezado por Capellades, Manresa, Getafe...