Dialogando en el Café Salambó

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sábado, 8 de marzo de 2014

Librería Lello & Irmâo, Porto.

Visito Oporto

  

con motivo de una convención nacional de mi empresa y el último día me escapo a la librería Lello e Irmâo, una de las más bonitas de Europa.


 


Curioseo, paladeo ese fetichismo al que me arrastran los libros, imagino ese número infinito de historias que hay detrás de cada estantería, detrás de cada ejemplar, y finalmente encuentro una personal.

  

Tropiezo con un libro de poesía editado por Calambur, Os surcos da sede (Los surcos de la sed) de Eugénio de Andrade, un poeta contemporáneo de prestigio. La traducción es de José Ángel Cilleruelo, y me quedo con el libro, lo rescato. Pero la carambola no está en el traductor, que lo es y que es uno de los más reconocidos traductores de literatura portuguesa, sino en que José Ángel es amigo mío y así, cierro la historia personal de mi primera visita a este santuario.


Después, escojo un poema del autor, ahora sin azar alguno, y lo traigo aquí.

ESCREVO
(Escribo)

Escrevo já com a noite
(Escribo ya con la noche)
em casa. Escrevo
(en casa. Escribo)
sobre a manhâ em que escutava
(sobre la mañana en que escuchaba)
o rumor da cal ou do lume,
(el rumor de la cal o de la lumbre,)
e eras tu somente
(y sólo tú eras)
a dizer o meu nome.
(quien decía mi nombre.)
Escrevo para levar à boca
(Escribo para llevarme a la boca)
o sabor da primeira
(el sabor de la primera)
boca que beijei a tremer.
(boca que besé temblando.)
Escrevo para subir
(Escribo para ascender)
às fontes.
(a las fuentes.)
E voltar a nascer.
(Y volver a nacer.)

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